Para
hablar sobre género
siempre
hace falta aclarar tres conceptos que tienden a confundirse: Sexo,
Género
y Sexualidad, estos tres conceptos representan distintos aspectos de
la vida de un ser humano, el primero representa la entidad biológica,
el segundo la social y cultural y la tercera la dimensión afectiva,
y aunque el modelo que impera en nuestra sociedad trata de que estos
tres aspectos sean coherentes entre si, la realidad es mucho mas
compleja y rica, y las combinaciones casi infinitas.
Pero
para que esto quede más claro vamos a definir cada uno de estos
conceptos:
SEXO:
son las diferencias biológicas. Esto incluye los órganos genitales
externos e internos, las particularidades
endocrinas que las sustentan, y las diferencias relativas a la
función de la procreación. En resumen lo que biológicamente
identifica en una especie a un macho de una hembra.
GÉNERO: son los aspecto sociales, culturales y psicológicos que construyen básicamente dos
categorías: lo masculino y lo femenino. Es una construcción de significados,
donde se agrupan todos los aspectos que en una sociedad se identifican
con feminidad y masculinidad y que idealmente, se espera que se
correspondan con las categorías macho y hembra. Estas construcciones
al ser sociales y culturales varían dependiendo de cada sociedad y
momento histórico y se transmiten a través de muchos medios, por
ejemplo la familia, El lenguaje, la escuela, la religión, las leyes,
la publicidad, etc, pero no representan leyes naturales de ningún
tipo. Por ejemplo, que los hombres son fuertes y las mujeres bellas,
que los hombres son agresivos y las mujeres dóciles o que las
mujeres son mejores para las humanidades y las ciencias sociales y
los hombres para las ciencias exactas y matemáticas. Etc...
SEXUALIDAD:
se refiere a cómo se viven y cuáles son las conductas y las maneras
en que se realizan las prácticas sexuales, la seducción, los deseos
y placeres eróticos. Es tal vez el aspecto más privado, pero que sin
embargo, ha sido el motor para grandes movimientos sociales por los
derechos de las minorías sexuales LGBT (lesbianas, gays, bisexuales,
transexuales). Así vemos, que si bien estas tres dimensiones humanas
asociadas a la identidad sexo-género están interrelacionadas y es
difícil separarlas, no deben naturalizarse sus relaciones. Por
ejemplo, no debe entenderse que una mujer, necesariamente tiene los
atributos de lo femenino y que afectiva y sexualmente es heterosexual
y lo mismo en el caso de los hombres, no debemos entender que hay una
relación natural entre tener pene y testículo, representar un rol masculino y
ser heterosexualidad.
riginal Caption: Chippers in a Shipyard [Shipbuilding. Three Women Working], 1942 U.S. National Archives' Local Identifier: 86-WWT-85(33) Subjects: World War, 1939-1945 Labor Women
Teniendo
claras las diferencias entre estos tres conceptos el siguiente paso
es entender que lo que consideramos femenino y masculino, al ser
construcciones sociales y culturales cambian según el lugar, la época
y el contexto político. O sea, no están basadas en leyes naturales, ni
universales, además pueden ser modificadas para satisfacer ciertos
propósitos específicos.
Por
ejemplo, cuando en diversos momentos históricos los hombres de una
sociedad han estados alejados de sus funciones productivas (es el
caso de las guerras) muchos gobiernos han generado campañas para
incentivar a las mujeres a tomar un rol activo como fuerza de
trabajo, para esto se han creado discursos en los que se exalta la
capacidad de trabajo de las mujeres y su importancia dentro de la
trama social. Sin embargo, al volver los hombres y estar estos en
necesidad de trabajar el discurso anterior se cambia por otro opuesto
en el que se las induce retomar su lugar en el hogar, como dueñas de
casa y madres y a volver a su rol pasivo.
La educación como espacio de reproducción de diferencias
Cuando
pensemos
en la educación desde
una mirada occidental, es normal pensar que las chicas y chicos
tienen el mismo derecho a educarse y que son educados de la misma
forma, sin embargo, basta mirar un poco fuera de los limites del 1er
mundo para ver que eso no es la realidad de la mayor parte de las
mujeres del mundo. En muchos contexto y no solo geográficos, sino
que también culturales, religiosos o económicos, las mujeres no
tienen las mismas posibilidades de educarse que tienen los hombres,
muchas por que deben casarse muy jóvenes, otras por que deben ayudar
a sus familias, y otras simplemente por que se considera inútil que
una mujer reciba educación.
Students from a school supported by Hashoo Foundation in Chitral attend class. Education Programs - Hashoo Foundation Pero ni siquiera es necesario empatizar con las mujeres de otros contextos para ver las diferencias en la educación entre los sexos. Incluso en occidente vemos como en la escuela se siguen reproduciendo patrones en los cuales las mujeres ocupan mayoritariamente las funciones relacionadas con el cuidado, como una extensión de esos roles de género tradicionales, lo que influye en la posterior división sexual del trabajo (mujeres orientadas a la educación, el cuidado de enfermos, el servicio domestico, la decoración, la moda, la alimentación, etc.) y por el contrario es poco frecuente encontrarlas en labores relacionadas con la fuerza física, con el dinero o con las ciencias exactas y matemáticas.
El números
de científicas, ingenieras, informáticas, trabajadoras en
labores de construcción, pescadoras, etc. es
en
proporción muy reducido en comparación con los hombres, muchas
personas se preguntan si esto tiene que ver con las capacidades
naturales de cada sexo o si es producto de una educación y
socialización diferenciada.
En general, niños y niñas tienen el mismo tipo de
escolarización en las sociedades occidentales, pero es fácil ver como los contenidos reproducen esos
roles de género
tradicionales de los que hemos hablado, muy rara vez aprendemos en la escuela sobre los logros
de las mujeres, sobre su participación en la historia o sobre la
propia historia de sus luchas por la igualdad. Los libros de
texto utilizan referentes muy estereotipados sobre lo femenino y lo
masculino, mostrando imágenes de hombres en roles masculinos y
mujeres en roles femeninos. Por
otra parte, en el preescolar y en la educación primaria el cuerpo docente es mayoritariamente mujer con lo que se reproduce un modelo maternal y se desatiende la necesidad de tener hombres cuidadores (hombres) como referencia.
Cuando hablamos de educación debemos tener en cuenta
tanto la educación formal como la informal y en en el caso de esta última, la familia tiene un papel clave. En este contexto encontramos
que las niñas son educadas a través de juegos que refuerzan y
determinan ciertos roles asociados a la maternidad, la domesticidad y
el cuidado, se les enseña a comportarse de manera contenida, a no
jugar brusco, a no ensuciarse, a no pelearse, a verse bonitas antes
que estar cómodas, y a los niños por el contrario se les estimula a
la práctica de deportes en equipo, a ser líderes, y a jugar con
juguetes que desarrollan sus habilidades motrices y un imaginario
conectado con la acción, la fuerza, el heroísmo, la aventura, etc.
Todas
estas sutiles diferenciaciones que se dan en cada ámbito de la vida
cotidiana van moldeando una identidad de género, asociada al sexo y hacen que la igualdad entre hombres y mujeres no sea más que un fachada que solo sirve para esconder las
mismas diferencias y prácticas discriminatorias. Muchas mujeres sienten que son discriminadas, que no se las
trata con el mismo respeto o seriedad que a los hombres, que sus logros son minimizados o se sienten inseguras en
relación a sus propias capacidades pero no saben por qué, el porque
es que existe un micro machismo permanente y casi indetectable pero que está
siempre ahí, como el aire o la luz.
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miércoles, 8 de abril de 2015
Educación y Género
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